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¿NO SERÁ QUE A QUIEN TIENES MIEDO ES A TI?

(El problema de tener que tomar decisiones)







A muchas personas les cuesta mucho trabajo tomar decisiones, y las aplazan todo lo que pueden –a veces, incluso hasta que ya es demasiado tarde-, porque cada vez que toman una decisión que después demuestra que no ha sido acertada… Bufff… ¡lo que viene después!



¿Eres una de esas personas?



¿Una de esas que después, a la vista de los resultados, sólo es capaz de reprocharse y castigarse?



Sí es así, tal vez te interese seguir leyendo.





Hay personas que cada vez que comprueban que una de sus decisiones no salió de su gusto inician un proceso que es más o menos similar:





UNA TANDA DE REPROCHES



Parece que aprovechan para sacar todos los trapos sucios del pasado, todo lo que se tiene por ahí amontonado, las quejas almacenadas, las mismas protestas de siempre, un odio contra sí mismos que ha sido cebado con mucho cuidado…





ENFADO Y MALA CARA



El absurdo elevado a lo máximo: enfadarse con uno mismo, evitarse, no mirarse de frente en el espejo, sentirse molesto con la propia presencia, ponerse una cara adusta que exprese rencor y repugnancia…





BAJADA DE LA AUTOESTIMA



Uno se minusvalora: “no acierto ni una…”, “me equivoco en todo…”, “no valgo para nada…”, “no puedo confiar en mí…”, “me detesto…”, “no aprendo nunca…” Y lo malo es que no son solamente palabras: la carga trágica que llevan se incorpora al concepto que uno tiene de sí mismo, que baja muchos enteros de golpe.





CASTIGO



Otro error: uno se acuerda de aquello que le enseñaron de pequeño, en casa o en el colegio, que decía que cada “error” merece un castigo. Y sigue creyendo en ello –porque no ha revisado que eso es algo obsoleto e innecesario- y se castiga. Sin darse cuenta, por lo visto, de lo absurdo que es poner un castigo que uno mismo tiene que sufrir. Sadismo y masoquismo juntos. Y para nada positivo. La distancia entre uno mismo y uno mismo ahora es más grande. Y la posibilidad de una reconciliación amistosa, y de un proyecto de mejorar la relación, se aleja.





¿Y qué es lo que se adelanta con todo ello?



NADA.



Nada positivo.



Ante este panorama, y sabiendo que en la próxima “equivocación” hay que volver a pasar por todo esto, se crea una tensión nerviosa, y un cruel desasosiego, que crean el estado más alejado de la ecuanimidad y tranquilidad que se requieren para tomar las decisiones atinadas.



A la pregunta de ¿Cuántas son 2 + 2?, sólo hay una respuesta que es correcta.



Pero hay millones de respuestas equivocadas: 3.548, 6 metros, patata, 0,668 kilos, el Río Amazonas…



En las otras ocasiones en las que tenemos que tomar decisiones, nos viene a pasar algo parecido: sólo una respuesta correcta y millones incorrectas. Según el índice de probabilidades, lo lógico es no acertar.



Y como, además, no estamos preparados para resolver todos los asuntos, porque muchos se nos presentan por primera vez y no nos han preparado para hacerlo, lo lógico es no acertar.



Aceptar que uno no está preparado para ello, y que hay muchas posibilidades de no acertar, y poner toda la buena voluntad y la mejor de las intenciones, y descartar cualquier ánimo de perjudicar intencionadamente –salvo que sea absolutamente imprescindible, que puede suceder-, y escucharse primero en la mente o en el corazón –quien sea que tenga que tomar la decisión-, pueden llevarnos a un índice mayor de aciertos, y a una mejor aceptación si acaba demostrándose que no se acertó.



En el pueblo donde yo veraneo, que es un pueblo muy rural, dicen en estos casos: “una mata que no ha echao”. Una mata que no ha producido. Pero hay muchas matas, porque las plantaciones son enormes. Otras matas darán frutos, y no se echará en falta lo que no produjo esta.



“No salió como yo esperaba” -que es una forma amable y atinada de sustituir a “me he equivocado”-, pero “la próxima vez lo haré mejor”.





Lo que no debiera ser es que, ante cada decisión que no resulte ser la óptima, uno se vea perjudicado -además de por el perjuicio o por la falta de beneficio que produzca-, en el vínculo que mantiene consigo, que es algo que se debiera preservar como algo sagrado que está más allá de las decisiones y sus resultados. Sean los que sean.



Es bueno que uno se quede a salvo de todos las circunstancias y vicisitudes que se le van a presentar a lo largo de la vida.



No se puede ganar en todas.



La perfección aún no está a nuestro alcance permanentemente.



Como se dice en los matrimonios católicos: “me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”. No es mala idea matrimoniarse consigo mismo.





Que no sea a ti a quien tienes miedo.







Te dejo con tus reflexiones…



(Francisco de Sales, es el creador de la web www.buscandome.es, para personas interesadas en la Psicología, la Espiritualidad, la Vida Mejorable, el Autoconocimiento, y el Desarrollo Personal. Te invito a visitarla)

No sé si miedo, pero a veces un comentario, o una opinión contraria a lo que crees si te puede hacer duda, sin embargo, creo que la forma de perder miedo, es ser conscientes de que algunas de nuestras decisiones pueden terminar en una "equivocación" sin embargo, si asumimos ésto, y nos preparamos, no tenemos porque temer a lo que decidamos. ¡Saludos!

La vida esta hecha de muchas decisiones que tenemos que tomar. Desde pequeños nos enseñan a vestirnos como nos gusta, escoger un juquete y a ver un programa entre los permitidos. Bueno crecer implica ser mas conscientes de ello, de hecho el consultar a alguien determina una nueva opción dependiendo de nuestro deseo. Tenemos que fortalecer este modo de vida donde asumimos riesgos y los cuales nos permiten ser mas seguros de nosotros mismos, las oportunidades se presentan una sóla vez y es necesario arriesgar tomando una decisión. :adios:

Creo que si es muy posible que algunos temores radiquen en miedo hacia uno mismo, en general como sociedad nos encargamos de hacer que las personas tengan menos confianza en si mismas y sus decisiones, pero es importante trabajar en esto porque al final nadie es más responsable de nuestra vida que nosotros mismos y vivir desconfiados y con miedo no es algo bueno para mejorar.

En la generalidad de los casos los miedos siempre terminan en nosotros mismos, los miedos están en nuestro interior, en nuestra mente, solo que no tenemos que dejarnos vencer por él. Mark Twain dijo: "El coraje es resistencia al miedo, dominio del miedo, no ausencia del miedo". Nosotros inventamos nuestra vida día tras día, los miedos son normales, naturales, porque están en la naturaleza humana, es una de las razones por la que la humanidad a sobrevivido hasta hoy, el miedo preserva porque no te deja actuar, te mantiene en tu zona de confort, pero si no hubiera habido en la historia quienes se sobrepusieron a él, hoy todavía estaríamos en las cavernas.-
Creo que siempre el miedo es a nosotros mismos, aunque en realidad no nos damos cuenta.
Daniel

Realmente los miedos como dices viven en nosotros por que puede ser que le temamos a las alturas pero miles de personas no lo hacen o tener miedo a los insectos y existen personas a las que les fascinan, el miedo vive en nosotros y saber controlarlo también está en nosotros.

Hay que reforzar la seguridad en uno mismo y aprender a disfrutar la vida a nuestro modo sin pensar en miedos por que alguien mas nos pueda juzgar. En lo personal he ido superando miedos y la satisfacción es indescriptible, vale la pena arriesgarse. El miedo es mental, todos podemos lograr todo,

Yo al igual que tú Luciana creo que he ido superando ese temor, muchas veces pasamos más tiempo preocupados por el que dirán y si le vamos a agradar a alguien y en la última persona que pensamos es en nosotros mismos, hay que perder el miedo y tener más confianza en lo que hacemos y decidimos.

A veces llegar a conocerse a uno mismo (o una misma) es lo más complicado de todo. Al fin y al cabo tienes que superar el miedo a reconocer que no eres perfecto y tienes problemas y errores de forma frecuente como todo el mundo. No es algo que resulte agradable de reconocer ante uno mismo cuando se piensa de verdad. Pero al final es lo mejor que puedes hacer porque una vez que se ha pasado ese punto, las cosas no vuelven a verse de la misma manera. Gran parte de ese miedo desaparece cuando lo aceptas y dejas de luchar contra el. :martillazo:

 Al menos a mi me parece una filosofía de vida bastante adecuada, aceptarse y reconocer los miedos y errores que tenemos para poder librarnos de nuestras cargas y seguir creciendo como personas. Me gustaría dejar dos cosas que me gustaron para el miedo y entender alguna cosa mejor, el primero es esto sobre el miedo y el segundo aporte que me gustaría dejar es un video de youtube que muchas (y muchos) de aquí conoceréis ya, en su momento fue un anuncio si recuerdo bien, pero que dice bastante sobre como nos ataca en ocasiones el miedo y nos frena. Yo reconozco que me sentí bastante identificado, al fin y al cabo las inseguridades siempre están ahí.



Espero que os resulte interesante mi opinión, nos vemos pronto :)

Muy interesante el tema, gracias por compartir.
Saludos,
Isabel

perder el miedo nos hace fertes y nos hace grandes, es como pasar un nivel del que nos sentimos orgullosos, me encanta la sensacion de haber arriesgado y perdido un miedo.

Yo creo que perder el miedo no es del todo posible si no más bien enfrentarlo y aprender a superar los retos que presentan las cosas que nos asustan muchas veces después de pasar por una situación que nos asusta nos damos cuenta de que fue más fácil de lo que nos esperabamos, es más bien la barrera que nosotros mismos nos imponemos.

Tienes razon nayeli, lo mejor es ir retandonos poco a poco e ir logrando vencer nuestros miedos, tal vez no todos y no del todo pero poco a poco creo que pueden ser menos

Creo que siempre existirán cosas nuevas o miedos muy difíciles de vencer pero creo que la clave está en no rendirse y buscar siempre la forma de luchar contra los miedos. Un saludo!